Una flor sintética, aislada de una moldura de yeso, nos permite un juego de contrastes, texturas y escalas que retienen un poco el pasado en las simetrías academicistas. Molduras que decoran las viejas fachadas de un modo casi artificial , o cenefas gastadas e incompletas, nos llevan a un tiempo donde se busca la emoción del objeto único, la naturaleza se incorpora de un modo plástico y abstracto, añadiendo un matiz sensible a superficies vacías e impolutas.

Con el blanco como protagonista, la firma nos presenta su colecciòn rica en tejidos innovadores y tonos tierra, vestidos vaporosos, encajes y pronunciados escotes en la espalda y las sandalias de gladiador hasta la rodilla.

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